Cuando The Last of Us salió al mercado, en junio de 2013, los más entusiastas y visionarios sentenciaron que era el Ciudadano Kane de los videojuegos. Casi una década después, el episodio final de la serie basada en el videojuego y protagonizada por Pedro Pascal debutaba en HBO Max a la misma hora en que se transmitía la gala de los Oscars. Con más de ocho millones de auditores, dobló lo conseguido durante el primer capítulo, en enero pasado. La noche de los Oscars se convirtió en la noche de Pedro, de nuestro Pedro.
Como advirtió Jimmy Kimmel, el anfitrión de la ceremonia de este año, la ausencia de Tom Cruise y James Cameron –los responsables de que las audiencias volvieran a los cines tras la pandemia con Top Gun: Maverick y la secuela de Avatar– fue una paradoja. Desde hace años, la transmisión de los Oscars no despierta tanto interés. Es el pago hacia un Hollywood autocomplaciente, conservador, machista y racista por partes iguales, fagocitado por lo políticamente correcto, como lo demuestra la avalancha de premios para la sobrevalorada Todo en todas partes al mismo tiempo.
Esto ya lo sabemos. Pero igual, porfiadamente, vemos los Oscars todos los años, esperando alguna sorpresa o que no cometan barbaridades, como ocurrió el domingo pasado, con la omisión al director español Carlos Saura en el In Memoriam. Pero este año fue distinto. Fue una liberación saber que se estrenaba el capítulo final de The Last of Us, y que tras ver a Pedro Pascal en la gala –que apareció como presentador junto a Elizabeth Olsen–, podríamos olvidarnos de esto y pasar a cosas realmente importantes, como saber qué pasaría con Joel (Pascal) y Ellie (Bella Ramsey), los protagonistas de la serie de HBO.
Que Pedro Pascal fuera uno de los invitados y tuviera un rol destacado en la ceremonia –Jimmy Kimmel lo mencionó en su monólogo inicial, y el primer plano de Pascal, apuntando con sus dedos a la cámara, irresistible y coqueto, se volvió viral en forma instantánea– no solo demuestra la carrera ascendente del actor sino que confirma que la estrategia de HBO de estrenar el capítulo final ese día fue un golazo. Pero, ¿cómo fue que una serie con zombis y basada en un videojuego se convirtió en un fenómeno televisivo?
El factor Pascal
Pedro Pascal es lo mejor que le ha pasado a Chile en el último tiempo. El efecto catártico que provoca su éxito en un país curtido por los triunfos morales daría para otra columna, pero lo cierto es que todas y todos estamos enamorados de él. Nos alegra que exhiba su chilenidad sin complejos y que vaya por el mundo diciendo que es chileno y de familia de exiliados, que le guste la marraqueta con palta y que tenga un acento inconfundiblemente chileno.
Más allá de su innegable carisma, su papel en The Last of Us marca un hito en su carrera. No ha sido fácil y este exitazo lo pilla a sus 47 años. Tras su paso por las series Games of Thrones y Narcos, y de saltar a la comedia en la delirante película El peso del talento (2022), junto a Nicolas Cage, con este protagónico ha conseguido atravesar la barrera de los papeles latinos y ha demostrado que está para actuaciones de mayor peso y complejidad.
Si The Mandalorian le aseguró la celebridad asociada al universo Star Wars, ahora Pascal se sacó la máscara y encontró un tono dramático que le dio carne y espesor a su personaje, Joel Miller, en The Last of Us. El origen de la historia nos sitúa en 2003, cuando un hongo desata una pandemia incontrolable, en que los infectados se transforman en zombis que se alimentan de los humanos. Joel pierde a su hija y dos décadas más tarde, en el 2023, es un sobreviviente en un mundo postapocalíptico.
Pascal tiene arrugas y un surco vertical clavado arriba de su nariz que lo hace ver como un tipo maduro, que viene de vuelta. Alguien que no está para perder el tiempo, como Joel. Como se dedica al contrabando, acepta el encargo de trasladar a Ellie (la Lyanna Mormont de Games of Thrones), una niña de 14 años, fuera de la zona de cuarentena.
Ellie esconde un secreto: es inmune al virus y las Luciérnagas, un grupo de rebeldes, buscan protegerla para desarrollar una vacuna que pueda terminar con la pandemia. Pero también es una chica huérfana, que ha tenido que madurar a golpes y que creció en un mundo oscuro y sin esperanza. La relación de Ellie con Joel es el nudo dramático de la serie. De a poco, ambos deberán dejar atrás sus corazas y miedos y Joel encontrará en Ellie los ecos de su hija muerta.
Más allá de su innegable carisma, el papel de Pedro Pascal en The Last of Us marca un hito en su carrera. No ha sido fácil y este exitazo lo pilla a sus 47 años.
La dupla de Bella Ramsey y Pedro Pascal, o “Beldro”, como la bautizó el chileno en un posteo en Instagram, ha conquistado al público. Pascal encarna un héroe sin capa ni espada, atormentado y, a la vez, cercano. Un padre dispuesto a todo con tal de salvar a su hija o, en este caso, a Ellie. En una entrevista con Wired, el actor lo resumía así: “Creo que lo que asusta de Joel es que ninguno de nosotros sabe realmente lo que sería capaz de hacer si se enfrentara a la idea de perder lo que amas”.
Bella Ramsey, a su vez, se ha ganado la admiración de la crítica al transmitir toda la fragilidad que aún vive en esa niña en apariencia dura y arisca. Es un personaje que experimenta fuertes cambios a medida que transcurre la serie y al que se le reserva un capítulo especial. Allí, Ramsey tiene la oportunidad de mostrar un registro más amplio en su actuación. Entendemos los orígenes de Ellie, su formación militar, pero también que todavía es capaz de deslumbrarse como si fuera una niña inocente, al tiempo que vive su despertar sexual junto a una amiga.
Que en el cierre del primer capítulo se haya escuchado el tema “Never Let Me Down, Again”, de Depeche Mode, trazaba lo que venía por delante: una historia de pérdidas y de segundas oportunidades.
Más allá de los zombies
The Last of Us no es un videojuego cualquiera. Cuando se anunció el proyecto de convertirlo en una serie, los fans del juego creado por el estudio Naughty Dog temieron lo peor, pero la presencia del escritor Neil Druckmann, uno de sus cerebros, fue una garantía de que las cosas se harían bien. Desde que se lanzó, en 2013, hubo un par de intentos de adaptarlo al cine. Todo fracasó hasta que el productor Craig Mazin, galadornado con el Emmy por la miniserie Chernobyl (2019), se puso a la cabeza del proyecto de HBO en 2020.
Fue la revista Empire la que calificó a The Last of Us como el Ciudadano Kane de los videojuegos. Así como la película de Orson Welles se convirtió en un clásico al explorar la fronteras del lenguaje cinematográfico, The Last of Us supuso un nuevo paradigma en el mundo de los videojuegos. Más allá de jugar a exterminar zombis, sus creadores tuvieron una especial preocupación en involucrar emocionalmente al jugador en cada una de las decisiones que debía tomar.
Jacob Minkoff, diseñador en jefe del videojuego, lo explicaba así a Juan Pablo Garnham, en la revista Qué Pasa, cuando en 2013 se lanzó The Last of Us: “Muchos guiones de juegos desafortunadamente te tiran todo en la cara. Te dicen específicamente qué hacer”. A través de una serie de detalles, como mostrar el rostro de una persona muerta, buscaban crear una conexión más fuerte. “Queremos que te sientas pésimo al matar a alguien, que veas a esa persona que asesinaste, porque no está bien matar a alguien”, decía Minkoff.
La dupla de Bella Ramsey y Pedro Pascal, o “Beldro”, como la bautizó el chileno en un posteo en Instagram, ha conquistado al público.
Esa ambición se mantuvo en la serie y no es raro que algunos seguidores del género de zombis criticaran la lentitud de algunos capítulos. Porque The Last of Us está más cerca de Children of Men (2006) que de The Walking Dead. La película de Alfonso Cuarón, inspirada en la novela de P.D. James, fue una de las referencias que tuvo Neil Druckmann cuando creó el videojuego, al igual que el libro La carretera, de Cormac McCarthy y las películas Sin lugar para los débiles (2007) y Temple de acero (2010), de los hermanos Cohen.
El mundo distópico de Children of Men comparte varios puntos en común con el de The Last of Us. La película de Cuarón, ambientada en el año 2027, es un mundo destinado a la extinción, ya que los humanos han perdido la capacidad de reproducirse. Clive Owen interpreta a un hombre desencantado, que carga con la muerte de su hijo en una epidemia de gripe y que pierde a su exmujer (Julianne Moore) casi al inicio de la cinta, tal como le ocurre a Joel con Tess (Anna Torv), su pareja, que se infecta en el segundo capítulo. Un grupo de la resistencia al gobierno militarizado –parecido a las Luciérnagas– contacta a Owen para que inicie una travesía y proteja a una refugiada que está embarazada, lo que nos recuerda la inmunidad de Ellie.
Children of Men fue éxito de crítica, pero, pese a sus méritos, fracasó en la taquilla, lo que hace aún más valioso el triunfo de The Last of Us.
Frank & Bill
Una de las razones para el éxito de la serie entre un público más transversal tiene dos nombres: Frank y Bill. Por si alguien tenía alguna duda de que esto es más que una serie sobre zombis, está el tercer episodio, el más jugado de la temporada. Con una duración más larga que el promedio, de 75 minutos, relata una historia de amor tan intensa como triste.
El nombre del episodio, “Long, Long Time”, es una cita a una balada setentera de Linda Ronstadt y es un remanso en el arco narrativo de la serie. Tras la muerte de Tess, Craig Mazin y Neil Druckmann quisieron ofrecerle un respiro a los espectadores. Aunque la serie es bastante fiel al guion del juego, en este capítulo tuvieron la oportunidad de expandir el universo creativo de The Last of Us, al darle un mayor desarrollo a personajes que tenían una participación bastante menor en el videojuego.
The Last of Us está más cerca de Children of Men (2006) que de The Walking Dead.
Escrito por Craig Mazin, el episodio incluye un salto temporal a 2007, pocos años después de iniciada la pandemia. Bill (Nick Offerman, Parks and Recreation) vive atrincherado y se las ha arreglado para mantener alejado a los saqueadores. Hasta que un día llega Frank (Murray Bartlett, The White Lotus) y pese a las sospechas iniciales, finalmente inician un romance. Filmado con sutileza, sin apuros y un especial cuidado en los detalles, Offerman y Bartlett están deslumbrantes y nos remecen con esta historia de amor en tiempos de pandemia.
Un nuevo paradigma
No es necesario haber jugado el videojuego para convertirse en un fanático de The Last of Us. El éxito de audiencia y de crítica (en Rotten Tomatoes tiene un 96% de aprobación, mientras que Succession alcanza un 94%) que deja esta primera incursión de HBO en la adaptación de videojuegos es rotundo. Incluso los más entusiastas dicen que es la mejor adaptación que se ha hecho de un videojuego.
Una de las interrogantes que deja el éxito de la serie es justamente eso. ¿Hay futuro más allá de The Last of Us? Si el videojuego significó un cambio de paradigma, quizá esta adaptación marque un camino a seguir.
Un reportaje de IndieWire, publicado en 2021, How the Future of Entertainment Will Be Forged Between Hollywood and Video Games, de David Ehrlich y Tyler Hersko, indagaba en los cruces entre ambas industrias y cómo se necesitan mutuamente para crecer.
Desde el set de filmación de The Last of Us en Canadá, Craig Mazin explicaba en ese entonces que muchos proyectos fracasaban porque los ejecutivos de Hollywood no entendían el potencial de los videojuegos por una razón muy simple: no los juegan. “Tienes que amar los videojuegos para entender qué es lo que los hace funcionar”, decía Mazin.
Sus palabras, tras el éxito de su adaptación, suenan proféticas. Ya en esa entrevista,
Mazin aventuraba que esta adaptación podría significar un cambio de paradigma: “No creo que la gente de HBO necesariamente estuviera conectada con el mundo de los videojuegos, pero solo les tomaría 20 minutos en Google para darse cuenta de que The Last of Us es el Lawrence de Arabia de la narrativa de los videojuegos. Solo por el hecho de que le que hayan dicho que sí (a una primera temporada de 10 episodios), tienes la sensación de que esto va a ser diferente”.
Pero The Last of Us –que en su adaptación tuvo finalmente 9 episodios– hay uno solo. Muchas adaptaciones de videojuegos al cine han fracasado porque no tenían historias de peso para sobrevivir a la falta de interactividad que supone una adaptación al formato audiovisual.
Mazin parece tener fe en el género. Escribió el guion de la próxima película de Eli Roth, una adaptación del videojuego Borderlands, con un elenco que incluye a Jamie Lee Curtis, que acaba de ganar el Oscar como Mejor Actriz Secundaria, y a la siempre amada Cate “Tár” Blanchett.
La simbiosis y el cruce de talentos también ocurre de manera inversa. George R.R. Martin, el creador de Games of Thrones, fue reclutado para escribir gran parte de la mitología de Elden Ring, un videojuego que se lanzó a inicios del año pasado.
Una de las interrogantes que deja el éxito de la serie es justamente eso. ¿Hay futuro más allá de The Last of Us? Si el videojuego significó un cambio de paradigma, quizá esta adaptación marque un camino a seguir.
En Death Stranding (2019), videojuego creado por el japonés Hideo Kojima, el cerebro del exitoso Metal Gear Solid, el casting estuvo encabezado por dos importantes actores europeos: el danés Mads Mikkelsen (Drunk) y la francesa Léa Seydoux (Crimes of the Future). Uno de las adaptaciones al cine más esperadas, y que lleva más de una década en espera, es justamente Metal Gear Solid, que debería rodarse este año. Hasta ahora el único confirmado en el elenco es Oscar Isaac, en el rol protagónico de Solid Snake. Todo bajo la mirada atenta de Kojima.
Está por verse si alguna de estas producciones repetirá el fenómeno..
Mientras, la espera de la segunda temporada de The Last of Us será larga y se calcula que recién podría estrenarse el 2025. Abundan las especulaciones sobre el futuro de Joel y Ellie. No quiero leer más spoilers de lo que sucede en la segunda parte del juego y no pienso repetirlos. Me niego a sufrir por adelantado, que para eso ya tuvimos nuestra propia pandemia. Prefiero quedarme con el recuerdo de Joel, al final del episodio 8, abrazando a Ellie y repitiendo, como un padre, aquella frase: “It’s okay, baby girl. I got you”.
Fotos: Prensa HBO